EL MOVIMIENTO OBRERO Y LAS PRINCIPALES CORRIENTES QUE INFLUYEN EN SU DESARROLLO (PARTE II)
EL MOVIMIENTO OBRERO Y LAS PRINCIPALES CORRIENTES QUE INFLUYEN EN SU DESARROLLO
FUNDAMENTOS Y PRINCIPIOS DEL SINDICALISMO CLASISTA
2. Cuatro principios en que se basa
el Sindicalismo Clasista.
3. Qué se entiende por Lucha Consecuente
por los intereses de la Clase
Obrera.
4. Importancia de la Unidad
Sindical y cómo asegurarla.
5. La Democracia Interna y los preceptos en que se basa.
6. En qué consiste la
Independencia Política de la Clase Obrera.
7. Conclusiones.
De lo dicho se desprende que ninguna
de las corrientes y formas de organización que hemos analizado corresponde a
los intereses de la clase obrera.
Algunas de estas corrientes limitan
muy estrechamente el campo de la lucha, otras la desvían del camino que debe
seguir, y otras imposibilitan la acción de los trabajadores colocándolos
completamente a merced de la explotación capitalista.
Aunque todas estas corrientes o la
mayor parte de ellas operan dentro del movimiento sindical y toman el nombre de
“sindicalismo” no constituyen en realidad, un auténtico sindicalismo de la
clase obrera.
Necesitamos, pues, precisar en qué
consiste el Sindicalismo Clasista del proletariado para seguir una orientación
correcta y aplicar formas de organización y métodos y tácticas de luchas
eficaces.
¿Qué es el Sindicalismo proletario?.
Para responder a esta pregunta, debemos tener presente a qué necesidad
histórica responde el nacimiento de la organización sindical y el desarrollo
del sindicalismo. Como ya lo hemos anotado en la introducción y en la lección
anterior, el Sindicato no es una organización cualquiera de la clase obrera,
sino una organización de lucha. No
nació pues, en cualquier momento, sino cuando el proletariado comprendió tres
cosas: 1) Que necesitaba luchar contra la explotación capitalista; 2) Que esta
lucha no podría realizarla ningún obrero solo, sino uniéndose y organizándose
con sus compañeros de trabajo; y 3) Que ya no servían las antiguas formas de
organización y de lucha, correspondientes al artesanado; y que había que
encontrar nuevas formas propias de la clase obrera. Tratando de resolver estas
necesidades, fueron formándose en diversos países capitalistas, casi
simultáneamente, los primeros sindicatos.
2. LOS CUATRO PRINCIPIOS EN QUE SE BASA EL SINDICALISMO CLASISTA
Resumiendo lo dicho, cabe repetir que
los sindicatos, por su origen y funciones, son fundamentalmente “instrumentos
de la lucha organizada de los trabajadores
por sus reivindicaciones inmediata”. Eso
no quiere decir que la lucha sindical debe desarrollarse sólo en el plano
económico. Hemos explicado también que en el curso de esta lucha los patrones
se enfrentan a la clase obrera con una intensa campaña ideológica y con toda
clase de instrumentos políticos.
De estas circunstancias o premisas
surge la necesidad de que la lucha sindical se afirme y oriente en cuatro
principios esenciales. Estos principios son:
1. Lucha consecuente por los intereses de la clase obrera;
2. Unidad sindical;
3. Democracia interna en la estructuración y funcionamiento de
los sindicatos;
4. Independencia política de clase.
Veremos en seguida en qué consisten y
por qué son imprescindibles estos cuatro principios.
3. LUCHA CONSECUENTE POR LOS INTERESES DE LA CLASE OBRERA
Si el sindicato es, como hemos visto,
una organización de lucha reivindicativa, no hace falta casi explicar el
carácter mismo de la organización sindical y del sindicalismo clasista. Se
trata, en esencia de un movimiento combativo destinado sólo a servir a los
trabajadores. Pero en la práctica, se corre muchas veces el peligro de olvidar
esta misión del movimiento sindical, debido precisamente a las influencias y
corrientes extrañas que alientan los patrones en el seno de los sindicatos.
En efecto, los capitalistas hacen en
un principio todo lo posible por impedir que los trabajadores de sus fábricas o
empresas se organicen sindicalmente, pero luego, cuando el sindicato surge a
pesar de ellos, concentra sus esfuerzos en desviar o neutralizar la acción
sindical, procurando intimidar, corromper o ablandar a los dirigentes. Es así
como ocurre con frecuencia que un sindicato forjado en plena lucha
reivindicativa, al cabo de un tiempo comienza a ser conducido al terreno de las
componendas o, simplemente, empieza a decaer en su actividad combativa y a
convertirse en una especie de club social, ajeno a los problemas del trabajo y
renuente a la defensa de las reivindicaciones. Y lo que pasa con un sindicato,
suela acontecer también con organismos superiores, tal como ocurrió en nuestro
caso con la CTP que controla el Apra. Todo lo cual se debe fundamentalmente a
que los dirigentes abandonan por uno y otro motivo inconfesable los intereses
del proletariado.
Esta posibilidad exige que se
considere como un principio fundamental del sindicalismo clasista, la lucha
consecuente por los intereses del proletariado.
Quiere decir que, al organizar un
sindicato debe consignarse este principio en la Declaración de sus fines y
propósitos. Quiere decir, además, que los afiliados al sindicato sólo deben
elegir para los puestos dirigentes a quienes hayan demostrado en los hechos que
su principal preocupación son los intereses colectivos y que, por lo tanto, son
obreros capaces de mantenerse firmes frente a las amenazas y frene a todo
intento de comprar sus conciencias y de matar su espíritu de lucha.
4. LA UNIDAD SINDICAL, Y COMO DEBE SER ASEGURADA
La fuerza de un sindicato y su
capacidad para mantenerse en la lucha y resistir y vencer la presión de los
patrones depender, sin embargo, no sólo de la firmeza y consecuencia de sus
dirigentes, sino también de las bases que lo sostienen. Mientras más amplia sea
esa base, mientras más trabajadores de la misma empresa formen parte del
sindicato y participen activamente en sus funciones, más poderosa será la
organización y más probabilidades de éxito tendrán en sus luchas.
Case entonces formular la siguiente
pregunta: ¿Quiénes deben ser miembros del Sindicato?. Todos los trabajadores de
la fábrica, o de la industria, según sea el tipo del sindicato (Sindicato de
fábrica, Sindicato de empresa o sindicato de industria). Cuando decimos: todos, no queremos decir que se debe obligar a todos por ley o
por la fuerza. Nos referimos a que ningún trabajador debe estar excluido del derecho a pertenecer al sindicato, nos referimos a que es
necesario procurar que sean miembros de él todos o la mayoría de los
trabajadores de la respectiva fábrica, industria, etc.. Es decir, que no cabe ninguna
discriminación en el seno de la organización
sindical, y que sólo debe exigirse a sus miembros que estén de acuerdos con los
propósitos y los Estatutos.
Tal amplitud orgánica del Sindicato
se debe a su origen mismo, a las circunstancias que crean la necesidad de este
tipo de organización (origen y circunstancias que hemos explicado
anteriormente). Hemos visto ya que los trabajadores se sienten precisados a
enfrentarse unidos y organizados a la explotación capitalista allí donde ella
se realiza en forma directa. Pero, la explotación capitalista afecta en la
misma forma, con los mismos métodos, a todos los obreros de una misma fábrica,
empresa o industria, sin hacer distingos de ninguna especie. Igualmente
asalariados, sufriendo el mismo sistema de trabajo, los mismos horarios, los
mismos abusos, etc., se encuentran los obreros apristas, comunistas,
democratacristianos, etc., viejos y jóvenes, mujeres y varones, católicos y
protestantes; quechuas, aymaras, campas, negros, mestizos y blancos; peruanos y
extranjeros; limeños y serranos, etc.. Es claro que el capataz, el jefe de
sección o el maestro de máquina no reciben el mismo salario que el operario y
el aprendiz o ayudante; también sucede que los capitalistas pagan un
sobre-salario, en calidad de soborno, a algunos dirigentes amarillos o a los
soplones. Pero éstos son casos excepcionales, que no modifican el régimen de
explotación del trabajo asalariado ni la condición de clase explotada en que se
encuentran bajo este régimen los trabajadores en general. Y, si todos deben
unirse también para luchar con el mismo enemigo de clase, por las mismas
reivindicaciones inmediatas.
De lo dicho se desprende, pues, que e el sindicato y en el
movimiento sindical debe imperar antes que todo la unidad de
clase. Es decir, una unidad que sólo tenga
en cuenta la condición de clase proletaria, de miembros de esa misma clase.
Mariátegui decía con toda razón: El
sindicato no debe exigir a sus afiliados sino la aceptación
del principio clasista. Dentro del sindicato caben así los socialistas reformistas como los sindicalistas, así los comunistas
como los
El sindicato constituye, fundamental y exclusivamente, un órgano
de clase”. Y lo que decía Mariátegui es válido en todas las épocas.
En los sindicatos deber estar unidos
apristas, socialistas, democratacristianos, acciopopulistas, miristas,
comunitario-socialistas, comunistas, etc., con la sola condición de que sean
obreros (o empleados) y tengan enfrente a los mismos patrones. Deben estar
también, trabajadores hombres y mujeres de todas las edades, razas,
nacionalidades, creencias, etc.. No caben por lo tanto sindicatos, federaciones
o confederaciones afiliados a un determinado partido político o a una
determinada corriente religiosa o a las órdenes de un gobierno. Y no caben
tampoco sindicatos, federaciones o confederaciones donde los obreros de determinada
filiación política tengan mayores derechos que los otros, a donde los puestos
directivos sean detentados por dirigentes de un solo partido contra la voluntad
de la mayoría. Para que el movimiento sindical cumpla cabalmente con sus fines,
debe hacerse prevalecer en todo instante el principio de la UNIDAD SINDICAL.
5. LA DEMOCRACIA SINDICAL Y LOS PRECEPTOS EN QUE SE BASA
Los dos principios anteriores
quedarían en letra muerta si no agregamos a ellos el principio de la DEMOCRACIA
SINDICAL, o sea la democracia interna en los sindicatos.
Par que el sindicato agrupe a todos los trabajadores de una misma fábrica,
empresa o industria, sin hacer distingos ni discriminaciones, todos los afiliados
al sindicato deben tener iguales derechos y deberes. Al mismo tiempo, para asegurar una completa unidad entre
sus integrantes, hay que reconocer a todos ellos las mismas facultades y las
mismas posibilidades de defender sus reivindicaciones, de exponer y votar por
sus propios candidatos para los puestos directivos. En una palabra, es preciso
que cada uno y todos los miembros sindicatos se identifiquen con él,
considerándolo como su propio instrumento de lucha.
Estos son los fundamentos teóricos en
que se basa la democracia sindical. El respeto de estos fundamentos constituye
la mejor garantía para la lucha consecuente por los intereses de los
trabajadores y para asegurar la unidad sindical. Pero, la realización práctica
de este principio requiere la aplicación de las siguientes normas: a) Todos los
miembros del sindicato tienen los mismo derechos a ELEGIR Y
SER ELEGIDOS para cualquier cargo o comisión; b)
Todos tienen derechos a voz y voto en las asambleas generales y en las
reuniones de los organismos del sindicato a que pertenezcan; c) Las
obligaciones y derechos contemplados en los Estatutos son iguales aplicables y
obligatorios para todos los miembros del sindicato sea cual fuese el cargo que
ocupen, d) Todos deben reconocer a la Asamblea General del Sindicato como la
máxima autoridad, cuyos acuerdos tienen que ser aceptados, respetados y
cumplidos por todos; e) En las Asambleas y reuniones de cada organismo, los
problemas deben ser discutidos democráticamente, y la minoría debe acatar
estrictamente la decisión de la mayoría; f) La elección de los órganos
dirigentes en cada instancia debe realizarse también por mayoría de votos, lo
cual obliga a acatar después su autoridad; g) Los dirigentes así elegidos
tienen la obligación de rendir cuenta de sus funciones, periódicamente, al
organismo que los eligió; y, h) Cualquier dirigente puede ser relevado de su
puesto por mayoría de votos del organismo que los eligió. Este conjunto de
condiciones de la democracia interna, es aplicable tanto a los sindicatos de
base como a las federaciones, uniones departamentales y confederación general,
sólo que en éstas tres últimas instancias la autoridad máxima es el Congreso
respectivo y entre un Congreso y otro, la Asamblea General. Sobre esta base se
asegura la estructuración democrático-centralista del movimiento sindical, cuyo
contenido explicaremos en otras lecciones.
6. EN QUÉ CONSISTE LA INDEPENDENCIA POLITICA DE CLASE
El hecho de que la unida sindical y
la democracia interna destierren toda clase de discriminación política en el
seno d la organización sindical, no quiere decir que los sindicatos deban
preocuparse sólo de las reivindicaciones económicas o de los problemas
puramente gremiales o inmediatos. Eso sería caer en la economicismo, tendencia
cuya nocividad ya hemos explicado. La vida demuestra prácticamente que tal
actitud es imposible, a pesar de los esfuerzos de los agentes patronales,
interesados siempre en reducir la actividad sindical a su mínima expresión.
Para que los proletarios puedan
alcanzar cualquier aumento de salario, casi nunca es suficiente la reclamación
que hacen a los patronos. Estos, generalmente, rechazan tales demandas apoyados
en alguna ley y en la llamada “libre contratación”. Se apoyan también
frecuentemente en funcionarios corrompidos o pro-patronales de la
administración pública, funcionarios regionales del Trabajo, o de alguna
dependencia del Ministerio de Trabajo. Y cuando los trabajadores insisten en
sus demandas a pesar de las presiones pro-patronales de esos organismos, ocurre
todavía que algunas autoridades políticas y policiales defienden los intereses
de los explotadores reprimiendo violentamente la lucha sindical mediante el
empleo de sus instrumentos de fuerza armada. La concurrencia de todos esos
factores hace que las reivindicaciones más importantes lleven la lucha económica
a un plano político. Los aumentos de salarios, así como la reducción de los
horarios de trabajo, los seguros sociales, las leyes de protección laboral,
etc., se han obtenido siempre mediante acciones dirigidas no sólo contra la
resistencia de los patronos sino también contra la parcialidad y los abusos de
determinados representantes del poder político. De otro lado, la lucha general
contra el imperialismo, la oligarquía y la burguesía no puede dejar de
interesar vivamente a la clase obrera. Su deber consiste entonces en apoyar de
manera resuelta las medidas de ese tipo.
A lo que acabamos de decir, se agrega
la circunstancia inevitable de que en cada sindicato hay obreros afiliados a
distintos partidos políticos, cada uno de los cuales pretende orientar las
cosas por el camino trazado por su respectivo partido.
El apoliticismo total resulta, por lo
tanto, imposible en la vida sindical. El Sindicato no puede prescindir
totalmente de la lucha política ni tampoco puede prohibir que sus afiliados
pertenezcan a tal o cual partido o se sometan a tal o cual corriente extraña a
sus intereses, porque no puede impedir que unos obreros tengan conciencia de
clase más o menos desarrollada que otros.
Sin embargo, la acción política que el
sindicato se vea obligado a realizar en defensa de los intereses de los
trabajadores, no puede confundirse ni identificarse con la actividad
partidaria. La política sindical no es ni puede ser la política de un determinado partido político. Debe ser una política de clase, es decir para defender directa o
indirectamente los intereses de la clase obrera y de las masas explotadas.
Esta política puede coincidir
circunstancialmente con la posición de algún partido, o movimiento político en
particular con el partido de la clase obrera y con un gobierno antiimperialista
como el actual, pero, no debe ser política partidaria ni subordinada a un
determinado partido o al gobierno, porque entonces peligra la aplicación de los
otros principios fundamentales del sindicalismo clasista.
En efecto, si el sindicato o el
movimiento sindical se subordina a la disciplina y a las consignas de un
partido u organización política cualquiera, es muy difícil que realice una
lucha consecuente por los intereses de la clase obrera, ya que puede darse el
caso de que este partido o esa organización responde a los intereses de la burguesía,
de la pequeña burguesía vacilante, e incluso de la más oscura reacción.
Tampoco podría asegurarse la unidad
sindical y la democracia interna, porque los obreros ajenos a ese partido o
movimiento (trabajadores independientes o miembros de otros partidos), no
aceptarían someterse a esa voluntad extraña ni podrían considerar a tal
sindicato como un instrumento propio, tampoco podrían ejercer libremente sus
derechos ni estarían dispuestos a cumplir con sus deberes en servicio de un
partido o de un movimiento político que no es el suyo. Esto que decimos se
refiere igualmente a la política gubernamental. Si el movimiento sindical se
convirtiese en instrumento de un gobierno no obrero su composición y su
actividad dejarían de ser unitarios, determinando que un gran contingente de trabajadores
se alejasen del sindicato haciendo inaplicable la democracia sindical.
La experiencia de todos los países y
muy especialmente nuestra propia experiencia, confirman a cada paso lo que
acabamos de explicar. Cada vez que los partidos burgueses han pretendido
imponer su voluntad sobre el movimiento sindical, este ha resistido
heroicamente a tal presión. Y, cuando no ha podido resistir con éxito, se ha
dividido y debilitado. Del mismo modo, cuando la Central Sindical se sometió al
Apra o sea el predominio de una política partidaria exclusivista, y al servicio
de los enemigos de la clase obrera, tal política sólo pudo imponerse a costa de
la renuncia a la lucha por los intereses del proletariado en perjuicio de la
unidad sindical y abandonando totalmente la democracia interna.
En resumen, la política del
movimiento sindical sólo puede ser una POLITICA INDEPENDIENTE DE CLASE, es
decir, una política no partidaria ni gubernamental, que responda exclusivamente
a los intereses de la clase del proletariado. Esto se aplica, por supuesto, a
los países donde impera o subsiste la explotación del hombre por el hombre.
7. CONCLUSIONES
Los cuatro principios del
sindicalismo clasista, que hemos enumerado y explicado, surgen del contenido
esencial de la misma lucha de la clase obrera. Los cuatro son inseparables y
sin ellos no seria posible garantizar que el sindicato cumpla eficazmente con
la función que dio lugar a su nacimiento y que está llamado a desempeñar en
todo instante. En nuestro país constituye una necesidad permanente luchar
porque se apliquen siempre esos principios ya que el proletariado peruano es
objeto de una intensa ofensiva de las clases explotadoras y del imperialismo
norteamericano dirigida principalmente contra su unidad y contra sus derechos
sociales y orientada a impedir que los trabajadores participen activamente en
el proceso revolucionario. Los enemigos de la clase obrera peruana ven que esta
clase crece día a día y adquiere rápidamente una clara conciencia de su papel
histórico. No pudiendo impedir este desarrollo, tratan de detenerlo o desviarlo,
utilizando para ello a elementos traidores encargados de dividir sus filas y de
desmoralizarlas hasta lograr su derrota. Tales traidores pueden ser abiertamente
reaccionarios o ultraizquierdistas. Contra tales factores negativos sólo cabe
responder aplicando estrictamente estos cuatro principios.
PREGUNTAS DE CONTROL
1. ¿Por qué fue necesario que el
proletariado se organice sindicalmente?
2. ¿Cuáles son los cuatro principios
del sindicalismo clasista?.
3. ¿En qué consiste cada uno de estos
principios?.
4. ¿ Cuál es la Central Sindical que
aplica consecuentemente estos principios?.
5.
¿Por qué es necesario luchar por que se apliquen?
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